Solo quiero que alguien se preocupe por mí

 Existe un dolor que surge al sentirse invisible, un dolor profundo que persiste en los momentos tranquilos en los que estás solo. No se tra...

 Existe un dolor que surge al sentirse invisible, un dolor profundo que persiste en los momentos tranquilos en los que estás solo. No se trata de necesitar atención ni de ser el centro del mundo de nadie; no quiero eso. Solo quiero que alguien se preocupe por mí. Que se preocupe de verdad.

Quiero que alguien me pregunte cómo estoy y que lo diga en serio, no por cortesía ni obligación, sino porque realmente quiere saber. Quiero a alguien que se dé cuenta cuando no estoy bien, incluso cuando digo que sí. Alguien que mire más allá de la superficie y vea a la persona que escondo detrás de mis sonrisas y charlas intrascendentes.

No es fácil admitir este anhelo, este profundo deseo de sentirnos valorados y amados. La sociedad nos dice que seamos fuertes, que nos valgamos por nosotros mismos, que no necesitemos a nadie. Pero la verdad es que todos necesitamos a alguien. Todos anhelamos la conexión.

A veces, siento que estoy gritando al vacío, que mi corazón clama por alguien que se preocupe por mí, que se quede conmigo, que me recuerde que no estoy sola. Pero el mundo es ruidoso y mi voz se siente muy pequeña.

Y entonces surgen las dudas. ¿Estoy pidiendo demasiado? ¿Estoy exagerando? Me pregunto si soy el problema, si hay algo en mí que aleja a las personas o hace que me pasen por alto.

Pero en el fondo sé que no es así. Sé que merezco que me cuiden y me amen, igual que todo el mundo. Pero es difícil aferrarse a esa creencia cuando parece que no hay nadie para demostrármelo.

A cualquier otra persona que se sienta así, quiero que sepa que no está sola. Entiendo el dolor que siente en su corazón, el anhelo que la mantiene despierta por las noches. No es invisible y sus sentimientos son válidos.

Admitir que quieres que alguien se preocupe por ti es una muestra de fortaleza: demuestra lo mucho que sientes y lo mucho que tienes para ofrecer. Y, aunque la espera puede resultar insoportable, creo que ese cariño te encontrará. Puede provenir de alguien inesperado o puede comenzar cuando aprendas a cuidarte a ti mismo de maneras que nunca creíste posibles.

Mereces ser amado, cuidado y apreciado. Y aunque parezca que nadie te ve ahora mismo, recuerda: eres importante. Tu corazón es un regalo y un día alguien lo atesorará de la forma en que siempre has esperado.

Hasta entonces, no pierdas la esperanza. No estás solo y mereces cada gramo de atención que recibas en este mundo.