He intentado luchar contra ello, convencerme de que un día alguien llegará a mi vida y me hará sentir completa, me hará sentir vista. Pero a medida que los días se convierten en semanas y las semanas en años, la esperanza comienza a desvanecerse, dejando tras de sí una aceptación vacía.
No es sólo la ausencia de una pareja romántica lo que me hace sentir así. Es la ausencia de una conexión profunda, del tipo que te recuerda que eres valorado, apreciado y necesario. Los amigos van y vienen. La familia te ama pero no siempre te comprende. Y a medida que pasa el tiempo, empiezas a preguntarte si el problema eres tú.
¿Soy demasiado? ¿Demasiado difícil? ¿Demasiado diferente?
Veo a otras personas encontrando el amor y construyendo vidas juntos, y me alegro por ellos. Realmente lo estoy. Pero también duele. Es un recordatorio de lo que no tengo y de lo que quizá nunca tenga. Y por mucho que intento centrarme en mi propio viaje, la soledad sigue apareciendo, envolviéndome como una sombra de la que no puedo escapar.
A veces, imagino un futuro en el que todavía estoy solo, celebrando los logros por mí mismo y enfrentando los desafíos de la vida sin nadie a mi lado. El pensamiento me aterroriza, no porque sea incapaz de estar sola, sino porque en el fondo no quiero estarlo. No creo que nadie lo haga.
Estamos programados para la conexión, para el amor. Y cuando parece que esas cosas están fuera de nuestro alcance, es fácil caer en la duda y la desesperación. Pero incluso en mis momentos más oscuros, una pequeña parte de mí se niega a perder la esperanza.
Porque me he dado cuenta de algo: estar solo no significa que no sea digno. No significa que esté roto o destinado a no ser amado. Tal vez simplemente significa que mi camino es diferente, que mi tiempo es más lento, que mi historia aún se está desarrollando de maneras que aún no puedo ver.
Y tal vez estar solo no sea una sentencia permanente. Tal vez sea un capítulo, una temporada de crecimiento y autodescubrimiento. Tal vez me esté enseñando cómo amarme a mí mismo, cómo encontrar la paz interior, para que cuando aparezca la conexión correcta, esté listo para abrazarla plenamente.
Si alguna vez te has sentido así, si alguna vez has creído que estás destinado a estar solo para siempre, quiero que sepas algo: no estás solo en ese sentimiento. Tu corazón no es invisible. Tu anhelo de conexión es válido y tu valor no se define por si tienes o no a alguien a tu lado.
Eres suficiente, tal como eres. Y aunque el camino parezca interminable y la soledad insoportable, aférrate a la esperanza de que tu historia aún no ha terminado. Porque en algún lugar ahí fuera, el amor te está esperando, tal vez en la forma de otra persona, tal vez en una pasión o un propósito, o tal vez en la tranquila comprensión de que has sido suficiente todo el tiempo.
COMMENTS