No entendía lo que había pasado. En un momento, disfrutaba del calor del amor de su dueño: sus palabras tiernas, su tacto reconfortante, la...
No entendía lo que había pasado. En un momento, disfrutaba del calor del amor de su dueño: sus palabras tiernas, su tacto reconfortante, la promesa de estar siempre juntos. Y, de repente, se habían ido.
La puerta que una vez se abrió a la alegría y la compañía ahora se cerró al vacío. Esperó, día tras día, mirando el camino que solían recorrer juntos, con los ojos llenos de añoranza. Escuchaba su voz, el sonido de los pasos que nunca regresarían.
Su corazón, que antes estaba lleno de confianza y amor incondicional, ahora se sentía insoportablemente pesado. No podía entender por qué la persona que más amaba la había abandonado. ¿Qué había hecho mal?
La soledad se convirtió en su compañera constante. El silencio en la casa era ensordecedor, roto solo por sus suaves gemidos mientras se acurrucaba en el rincón donde aún persistía su aroma. Incluso el meneo de su cola, que antes era tan rápido para mostrar alegría, se había ralentizado, como si su espíritu se hubiera agotado.
Sus días estaban vacíos. La comida de su plato permanecía intacta, no porque no tuviera hambre, sino porque no estaba completa. No quería un mundo sin ellos. No quería nada más que su amor.
Cuando leí su historia, no pude contener las lágrimas. La idea de que un corazón tan puro y leal se rompiera de esa manera era demasiado para soportar. Los perros aman con todo lo que tienen, sin pedir nada a cambio, excepto que los amen. No entienden por qué alguien se iría. Solo sienten el dolor de la ausencia, el peso del abandono.
Y aun así, incluso en su tristeza, ella esperó. Porque un amor como el suyo no se desvanece, perdura, incluso ante el desamor.
A quienes han leído su historia y han sentido su dolor, permítannos recordarles la responsabilidad que tenemos hacia las criaturas que nos aman tan profundamente. Ellas merecen nuestra lealtad tanto como ellas nos dan la suya.
Puede que su corazón nunca sane del todo de la pérdida, pero espero que encuentre a alguien que vea su valor, que le dé el amor y el cuidado que tanto merece. Porque un alma como la suya, llena de amor y devoción, nunca debería quedar sola y sufrir.
Que su historia sirva de recordatorio: el amor es un regalo y quienes lo dan desinteresadamente nunca deben darse por sentados. Si tienes a alguien que te espera, que te ama incondicionalmente, abrázalo fuerte. Porque su corazón late solo por ti.
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